“La ciencia y la tecnología suministran fuentes frescas de poder, y, por tanto, necesitamos fuentes frescas de análisis y acción política”

– Donna Haraway (1991)



¿A qué se debe esta incapacidad de ver y reconocer a las mujeres involucradas en tecnología, ciencia e ingenierías? Pienso en varias razones: programas educativos en el que las niñas se socializan para el orden y donde raras veces tienen la oportunidad de desarmar y rearmar cosas; invisibilización de los aportes que las mujeres han hecho a la tecnología y la ciencia a través de la historia; menosprecio a las capacidades de las mujeres; entre otras.



Pero es la idea de la tecnofobia femenina la que más me perturba. Cuando se dice que las mujeres simplemente tenemos “miedo” a usar/crear tecnología, lo que se está haciendo es culparnos y justificar un sistema social de desventajas. Es ignorar convenientemente que existen grandes brechas de acceso, entre hombres y mujeres, a derechos básicos como la educación; y que el sistema delega en las mujeres las responsabilidades de cuido, por lo que tienen menos tiempo e ingresos para dedicarse a sus propios intereses. Sólo para ilustrar mi punto: según la CEPAL, en 2013 dos de cada tres personas sin acceso a internet a nivel mundial eran mujeres.



Entonces tenemos a las mujeres que sí están en estos espacios: las mujeres que habitan Internet, las mujeres programadoras, desarrolladoras, mujeres estudiando ingeniería, mujeres que aprenden a reparar computadoras y celulares; y vemos que el camino no es fácil. En un contexto en el que prácticamente todas nuestras interacciones suceden a través de una pantalla, las mujeres tienen que lidiar con trolls y acosadores, que las identifican como objetivos para sus ataques sólo por ser mujeres.



Apuesta ciberfeminista



Mucho se ha escrito sobre ciberfeminismo y a la vez no lo suficiente. El ciberfeminismo reconoce a la tecnología como elemento clave en los cambios sociales de las últimas décadas, y propone construir sociedades más justas y equitativas a través de la internet. Como ciberfeministas reconocemos que la tecnología no es neutra: porque siempre se utiliza en base a las subjetividades y prejuicios humanos.



Identificamos la necesidad de promover el involucramiento de más mujeres en carreras y trabajos de ingenierías, matemáticas, computación y ciencia en general; la necesidad de volver sobre los pasos de la historia para rescatar las vidas de las mujeres que han hecho aportes a estos campos; la necesidad de reflexionar sobre nuestras propias prácticas, sobre los contenidos que estamos creando y compartiendo en línea; y la necesidad de resignificar los espacios y crear nuevas maneras de relacionarnos, nuevos lenguajes, nuevas formas para crear conocimiento. Pero también identificamos sistemas de opresión cotidianos que responden a una lógica machista, acerca de los cuales debemos estar informadas y tomar medidas para mitigar su impacto en nuestras vidas.



Muchas feministas están usando las nuevas tecnologías para la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, muchas mujeres están involucrándose en proyectos tecnológicos: desarrollando empresas, escribiendo códigos, montando negocios virtuales, manteniendo blogs sobre diversas temáticas, llevando video diarios. La pregunta es: ¿cómo hacemos para acercar las unas a las otras?



#femhack



A finales del año pasado, un grupo de interesadas en promover una lectura feminista del uso de la tecnología acordamos trabajar colectivamente un evento global para visibilizar la necesidad de espacios de reconocimiento mutuo y creación colectiva para mujeres y personas queer. Así nació la idea del #femhack.



Lo primero que dejamos claro fue la naturaleza diversa y adaptable del #femhack. No estábamos hablando de un evento único que seguiría la misma metodología en todos los países: queríamos un evento que fuera tan diverso como las mujeres que lo estábamos planificando, que tuviera su propia agenda, su propio contenido de trabajo, su propia identidad en cada lugar. En lo que todas coincidimos fue en que el femhack fuera un espacio seguro: libre de expresiones de sexismo, racismo, homo/lesbo/transfobia y cualquier otra forma de violencia y odio hacia alguna persona participante. Además de la promoción y uso de prácticas de seguridad digital como parte del evento.



En la etapa de planificación nos llegó la noticia del asesinato de Sabeen Munhad, una mujer que si bien no era parte del grupo de promotoras del femhack, trabajó arduamente por los derechos digitales, la mente detrás del primer hackatón en Pakistán y un pilar del activismo en la región. Y nos pareció adecuado honrar su memoria a nivel global dedicando el femhack a su nombre y tomándonos el tiempo en cada país, para compartir sobre su vida y logros con quienes participaran del evento.



Después de muchas deliberaciones y varias fechas postergadas, se acordó el 23 de mayo como la fecha para la realización del evento de manera simultánea. Cada una en sus propios países comenzó a organizar las actividades y unas compañeras crearon una página web, para hacer la convocatoria pública e invitar a más mujeres/ grupos de mujeres a participar a nivel global.



Poco a poco empezaron a aparecer puntos rosados marcando los lugares de las actividades en el mapa de la página: México, Nicaragua, Colombia, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Canadá, España, País Vasco, Francia, Escocia, Alemania, Serbia, Austria, India, Pakistán, Indonesia, Kenya y Australia. La agenda del femhack se llenó con talleres, mesas redondas, hackelarres, foros, festivales, performances, y otras diversas metodologías.



Estuvimos en las redes sociales, comunicándonos a través del hashtag #femhack: registrando las experiencias, compartiendo reflexiones y recursos, pasándonos la antorcha de país a país. Se continuaron registrando actividades después del 23 de mayo: el siguiente sábado 30 de mayo México y Colombia continuaron con sus jornadas, y el 6 de junio nos tocó a nosotras en Nicaragua.



Hackatón Feminista Nicaragua



Quisiera poder darles estadísticas y datos nacionales sobre la dinámica mujeres- tecnología en Nicaragua, pero no existen datos oficiales o extraoficiales sobre el tema: porque quienes tienen la capacidad y recursos para hacer este tipo de investigación no están interesados y quienes estamos interesadas no tenemos la capacidad y los recursos.



Como mencionaba al inicio, hicimos una convocatoria para conferencistas y facilitadoras. Queríamos conocer, de la misma voz de las mujeres, cómo se están relacionando con las tecnologías: queríamos crear un espacio para aprender colectivamente. Recibimos 11 propuestas, nueve charlas y dos talleres, sobre seguridad digital, artivismo, identidades virtuales, ser bloguera, recursos para aprender programación en línea, y la presentación de proyectos individuales y colectivos que surgen a través de la internet.



La jornada del 6 de junio nos deja muchos aprendizajes y reflexiones.



Rescatamos que, en internet, lo personal es político: en un contexto en el que cada día se cierran espacios y se desvalorizan los aportes de las mujeres, expresar y compartir nuestras experiencias y opiniones personales son actos revolucionarios. Identificamos que no hay una sola manera de coexistir con la tecnología: que algunas son creadoras, algunas somos prosumidoras, algunas tenemos blogs, algunas crean aplicaciones, algunas programan, algunas escriben, algunas diseñan, algunas toman fotos, algunas administran foros, algunas editan wikis, las posibilidades son tantas.



Vemos un contexto adverso hacia las mujeres que están en internet, que se manifiesta a través de la violencia virtual y la vigilancia de nuestras comunicaciones; lo que nos obliga a promover e incluir prácticas de seguridad digital en todas nuestras acciones. Necesitamos desarrollar estrategias más efectivas para la creación de alianzas con personas y sectores claves para lograr un mayor impacto a nivel local. Encontramos fuerza y apoyo en la red global del #femhack, acompañamiento y consejo de las compañeras latinoamericanas que viven contextos similares al nuestro.



¿Qué sigue para nosotras? A nivel global: más femhacks. A nivel nacional: más femhacks. Estamos comprometidas con la facilitación de espacios de reflexión y creación en los que el feminismo vaya de la mano con la tecnología. Queremos seguir creciendo, ver un mapa repleto de puntos rosados. Espero estar frente a esta computadora, en un par de meses, trabajando en una nueva convocatoria, esta vez para el segundo #femhack.



Imagen: Constanza Figueroa / Derechos Digitales



Este artículo fue publicado en Digital Rights LAC

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