La violencia contra las mujeres es muy común en Pakistán, tanto en las zonas rurales y urbanas, como en todas las clases, castas y grupos religiosos. Sin embargo, ciertos grupos no gubernamentales y el movimiento de mujeres han tendido a centrarse más en la violencia justificada por el Islam y las prácticas consuetudinarias, ignorando los sistemas más comunes de violencia.
Cuando sucede un incidente violento, las mujeres tienen muy pocos lugares donde recurrir en busca de ayuda. A menudo las mujeres buscan a miembros de su familia, pero cuando la violencia se origina en la propia familia no hay ninguna ayuda real disponible. La única opción es abandonar por completo a la familia y la estructura social lo que, en una sociedad donde la familia lo es todo y las redes de parientes significan la supervivencia básica, no es una opción viable. Existen refugios privados y estatales para intervenir en una crisis pero asumen que en una situación de violencia la mujer va a querer huir de su familia. Por otra parte, los servicios de emergencia creados por el gobierno sólo funcionan en las ciudades y su personal no está capacitado para ser sensible al género. De hecho, los agentes del orden son notoriamente insensibles y a menudo son también responsables de la violencia.
Muchos tipos de violencia quedan invisibles debido a los diversos discursos que compiten por la atención en Pakistán. El tipo de violencia que llama la atención de los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales e internacionales y el gobierno es aquel que está asociado con la religión, las costumbres, las sociedades tribales o una combinación de todos ellos. La violencia doméstica no recibe ninguna atención y se asume incluso de parte de las propias mujeres como parte normal de la vida de casada. El acoso sexual en el lugar de trabajo o en lugares públicos tampoco es visible. Incluso los asesinatos por honor y/o las violaciones promulgadas por la jirga (1) - una violencia que ya es visible - ganan el centro de atención únicamente por sus aspectos religiosos o tradicionales, en lugar de ser analizados por lo que realmente son: que en todos los sectores de Pakistán, hombres y mujeres consideran que los hombres tienen la capacidad y el derecho de realizar casi cualquier tipo de violencia contra las mujeres y que las mujeres deben aceptarlo y de hecho lo hacen como el orden natural de las cosas. Es el mismo principio que está en juego durante la violación promulgada por la jirga en un pueblo o una cita que termina en violación en una ciudad.
Por último, no hay ninguna campaña de sensibilización nacional, ya sea pública o privada, para difundir conocimientos e incidir a favor de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Las mujeres no conocen sus derechos y no son educadas para creer que no merecen la violencia que experimentan o que tienen la opción de resistirse.
El acceso a la tecnología móvil está aumentando rápidamente en Pakistán y las mujeres también están ganando acceso aunque a un ritmo más lento que los hombres. La tecnología móvil es la más madura para su uso en estrategias de empoderamiento, siempre que el acceso a la tecnología esté acompañado por la formación y la orientación en el uso del dispositivo y sus múltiples posibilidades. Esto, conjuntamente con las campañas en línea para aumentar la conciencia y manifestarse a favor de una mayor acción del Estado, ayudará a reducir los casos de violencia contra las mujeres en Pakistán.
(1) Asamblea tribal de ancianos.


El informe completo se publicará próximamente.

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2009

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