Flavia Fascendini (FF): Desde el punto de vista latinoamericano, ¿cuáles son los puntos fuertes y débiles que te parece que existen con respecto al acceso de las mujeres a la educación y formación en ciencia y tecnología? Sabemos que las cifras al respecto en América Latina nunca se caracterizaron por estar cerca de lo esperado ¿eso ha cambiado en algo a partir de la implementación de ciertas iniciativas regionales como la plataforma eLAC, por ejemplo?


Dafne Sabanes Plou (DSP): En materia de educación, las mujeres vamos bien en América Latina y el Caribe. En general, en todos los países hay una alta matrícula de niñas y adolescentes en las escuelas primarias y secundarias y en la mayoría de los países las mujeres superan a los hombres en las matrículas universitarias. Quizá el principal escollo lo encontramos en el área de ciencia y tecnología, en especial en el área de sistemas e ingeniería el número de mujeres no supera el 23% de la matrícula. Sólo Venezuela pasa este porcentaje y encontramos en ese país que casi un 40% de los profesionales en ingeniería son mujeres ingenieras que trabajan principalmente en las universidades y también en la industria. No obstante, es interesante ver que en el área de la investigación, tanto de ciencias duras como en las sociales, el número de mujeres que ingresan a las carreras de investigación es importante en varios de los países y en las nuevas generaciones se nota un aumento significativo de mujeres becarias e investigadoras.


Uno de los aportes positivos de los planes de sociedad de la información que han comenzado a implementarse en los países latinoamericanos están centrados en la inclusión del aprendizaje y uso de tecnologías de la información y la comunicación en el aula, desde los primeros grados. Que los países se hayan comprometido a tener un porcentaje determinado de escuelas conectadas a internet en un determinado período y a incluir los aprendizajes en la currícula implica que miles de niños y niñas tendrán la oportunidad de acceder a la información y al conocimiento via TIC e internet. Hago la diferenciación porque no debemos olvidar que la conectividad no está disponible en todas partes todavía y que muchas escuelas desarrollan sus laboratorios de computación utilizando CD roms con contenidos educativos que han probado ser excelentes para la enseñanza interactiva, con participación del alumnado que desarrolla así destrezas, alienta su creatividad y curiosidad así como el gusto por la investigación. Dado que las oportunidades están disponibles por igual para niños y niñas, habrá que ver en pocos años si esta universalización de los conocimientos y del acceso alienta a las niñas a ver su futuro laboral en el campo de la ciencia y la tecnología. En Argentina, por ejemplo, ya hay un 30% de alumnas en las escuelas técnicas secundarias, algo impensado una década atrás. Pero no debemos conformarnos. Sería bueno verlas siguiendo carreras universitarias afines y ocupando cargos técnicos en las empresas y en el gobierno. Quizá para ello haya que pensar en incentivos y políticas que acompañen la elección. El ambiente en el ámbito de la ingeniería y la tecnología sigue siendo muy masculino, existe una discriminación sutil que debe erradicarse y las oportunidades deben ser iguales para todos y todas.


FF: ¿Crees que hay evidencias regionales de que las políticas para promover el acceso y la participación de las mujeres hayan repercutido en un incremento del acceso igualitario de las mujeres al empleo pleno y al trabajo decente?


DSP: La mayor participación de las mujeres en el mercado laboral tiene varias explicaciones, además de la económica y podemos decir que el acceso a la economía formal y a puestos de trabajo mejor remunerados tiene que ver con el hecho de que las mujeres alcanzan buenos niveles educativos y de formación para el mercado del trabajo, incluyendo el conocimiento de TIC. Creo que en la actualidad son pocos los empleos urbanos que no exigen algún conocimiento de computación y de manejo de tecnología. Si pensamos en empleos simples como la reposición de mercaderias en un supermercado, que debe registrarse por computadora, o surtir nafta en una estación de servicio, que exige cobrar con tarjetas de crédito y registrar la compra en una computadora, o el despacho y envio de comidas a domicilio, donde también se reciben los pedidos por internet, se registran en computadoras, se cobran con tarjetas de crédito o débito. O sea, si no existen estos conocimientos, no hay acceso al empleo. Las tareas rurales también se están computarizando a grandes pasos y hay nuevos puestos de trabajo a los que no se puede acceder sin conocimientos de TIC. Es todo un desafío capacitar a las mujeres y también a los hombres en estos nuevos conocimientos, porque sino el trabajo digno será inalcanzable.


FF: ¿Te parece que América Latina está caminando en dirección a implementar políticas de TIC que respondan a las necesidades de género?


DSP: Estamos lejos de esto. La gente que está a cargo de formular e implementar las políticas de TIC en la región recién está comenzando a pensar seriamente en la inclusión digital como factor de progreso económico. La visión ha sido muy tecnicista hasta ahora y la influencia de las empresas privadas ha sido muy importante en el armado de las políticas y del discurso. Prima el negocio, lo comercial, la posibilidad de vender equipos cada vez más sofisticados y, por lo tanto, más caros y sólo para minorías que suelen desempeñarse en corporaciones transnacionales. Falta trabajar más una visión de TIC para el desarrollo, pensar en la gente común, en las pequeñas empresas, en los emprendedores, en la gente que se desempeña en la economía informal y que también precisa acceder a precios, conocer los movimientos del mercado para ofrecer su producción, contactarse con los canales de comercialización adecuados, etc. Los temas de equidad de género casi no entran en las discusiones y se ven como demandas fuera de lugar. Por lo tanto, hay que seguir insistiendo y poniendo el tema sobre la mesa de discusiones, para que realmente se lo tenga en cuenta al planificar e implementar políticas de inclusión real, para todos y todas.


FF: ¿Cómo ves la representación de las mujeres en los espacios de diálogo sobre políticas de TIC a nivel regional?


DSP: No existe balance de género, las representaciones son ocupadas mayoritariamente por hombres técnicos, lo que también implica un sesgo porque falta una visión social y abarcativa de las necesidades sociales. Esto implica también que no haya mucho lugar a que se visualicen claramente los nuevos roles de la mujer en la sociedad en general y en el campo laboral ni que se piense mucho en la manera en que es necesario trabajar para quebrar el “techo de cristal”, que continua siendo invisible para la mayoría de los decisores políticos.


El PARM de APC en América Latina ha logrado involucrarse en la formulación de planes de acción a nivel regional, lo que no es poco pero falta la posibilidad de dar seguimiento a nivel nacional o local. Para esto, es necesario invertir tiempo y fondos para que las referentes puedan dedicarse al tema con más profundidad, asistir a las reuniones, por ejemplo, lo cual no siempre es posible. No obstante, en articulación con el Programa Políticas de Información y Comunicación de APC hemos podido participar en instancias de incidencia a nivel regional que han sido interesantes por los resultados obtenidos. La participación del PARM LAC en todo el proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, integrando la campaña CRIS por el derecho a la comunicación en la sociedad de la información, como en la formulación de los distintos planes eLAC (2007, 2010 y 2015), nos ha dado visibilidad y posibilidades de ocupar un lugar en las mesas de discusiones. Debido a esto, fue posible incluir las cuestiones de género y la creación de un grupo de género y TIC en el plan eLAC2010 y su continuidad en el plan eLAC2015. Estuvimos muy activas en esas discusiones y en el lobby que fue necesario armar para que este grupo se concretara y se reconociera su trabajo. Otro logro importante fue que el PARM LAC fuera seleccionado para escribir un informe para la CEPAL sobre las mujeres en el campo laboral y la economía de las TIC, que todavía está en la etapa de producción. Debido a esto, pudimos estar presentes en la XI Conferencia de la Mujer en América Latina y el Caribe en julio de 2010 y participar de la discusión del plan de acción para el avance de los derechos de las mujeres a implementarse en la región. Este plan de acción incluye una sección completa sobre acceso y uso estratégico de las TIC, con preocupación especial en mujeres indígenas y de sectores populares.


FF: El proyecto ODM3: ¡Dominemos la tecnología! para erradicar la violencia hacia las mujeres que ya tiene recorrido casi la totalidad de su trayecto e involucra a 4 países de la región (Argentina, Brasil, Colombia y México) tuvo un fuerte componente de capacitación en el uso estratégico de las TIC para involucrar a las mujeres en los espacios de políticas de TIC con impacto en sus derechos y la igualdad de género: ¿Cuál es el balance hasta el momento? ¿Qué lecciones podrían destacarse en América Latina para ser replicadas a nivel internacional? ¿Cuáles te parece que serían las principales recomendaciones nacidas de este proyecto, así como de los ITF, a ser llevadas a espacios de debate de las políticas de TIC de América Latina?


DSP: Recién estamos recibiendo los informes finales de los grupos de mujeres que apoyamos especialmente en capacitación y uso estratégico de TIC para prevenir y trabajar con el fin de eliminar todo tipo de violencia contra las mujeres, incluyendo la que se perpetra usando las TIC. Nos tomará un tiempo hacer una evaluación a fondo de los resultados, pero lo importante es que el proyecto ayudó a que los grupos de mujeres se fortalezcan con el aprendizaje y dominio de la tecnología, no sólo para articularse en las acciones, sino también para llegar a las autoridades, hacerse visibles públicamente en internet y lograr así mayor repercusión en sus campañas y acciones. También saber usar las computadoras para comunicarse, producir documentos, editar presentaciones en diapositivas, audio y pequeños videos fortaleció la autoestima de las mujeres. Los grupos pueden ahora desarrollar sus propias estrategias de comunicación sin depender de otras personas, lo que aumenta su poder de decisión, su creatividad y sus posibilidades de sentirse dueñas de sus proyectos institucionales. Es importante saber que con poco dinero se puede hacer mucho y que los teléfonos celulares o las máquinas fotográficas comunes que todas usamos son buenas herramientas para filmar y grabar. Es primordial saber que podemos usar la tecnología para que la defensa de los derechos de las mujeres no quede silenciada, sino que pueda escucharse y verse por todos los medios. La experiencia de fortalecimiento personal y grupal ha sido muy importante en todo este proyecto, en especial que las mujeres comiencen a darle una mirada política a su labor. Ahora reconocen que es importante incidir en los funcionarios y funcionarias, en los planes de gobierno y en las políticas locales para afirmar y proteger el derecho a vivir una vida sin violencias.


Fotos gentileza de Rotmi Enciso

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