“Estoy aquí por sentirme conectada con tantas mujeres de muchos países. Por sentirme parte de algo trascendente.” Con estas palabras Ana Silvia Monzón, socióloga y productora radial, expresa el valor que tuvo para unas 16 personas en Guatemala participar en el tercer monitoreo mundial de la mujer en los medios –GMMP-.



El ejercicio del GMMP fue protagonizado por estudiantes, una voluntaria de USA, religiosas, laicas comprometidas, comunicadores audiovisuales, productoras radiales y académicas provenientes de la Pastoral de la Mujer del Centro Evangélico de Estudios Pastorales para Centroamérica –Cedepca-, el programa radial Voces de Mujeres, la red Mujeres al aire, el Núcleo Mujer y Teología, el Centro de Educación Popular –Cepse- y Radio Universidad, de la estatal Universidad de San Carlos.



La búsqueda para conformar el equipo de monitoreo tuvo como puntos de contacto a caminantes del mundo de la comunicación vinculados a WACC, mujeres promotoras de sus derechos y a mujeres dispuestas a “aprender”. Y es que como lo recalca Lourdes Coronado, productora radial y parte de la red Mujeres al aire, “estar conectadas es una necesidad espiritual y que las mujeres siempre andamos buscando espacios para crecer”.



Y bien..... con una reunión previa de planificación, boletas de codificación en mano, entusiasmo y un poco de nerviosismo arrancó el monitoreo. Fue una jornada con muchos matices. A alguien por ahí, pese a ser su primera vez, se convirtió en “asesora de su equipo” ya que había sido la única en leer anticipadamente el instructivo. Por compromisos de última hora, algunas personas no pudieron coincidir y terminaron llenando los formularios en solitario. Luego ratificamos lo que dicen por ahí “dos cabezas piensan mejor que una”, pues pese a la claridad del instructivo, surgieron dudas a la hora de codificar las áreas finales del análisis. Por eso, tuvimos que revisar juntas estas evaluaciones que se habían hecho individualmente.



Resultó novedoso detenerse a escudriñar los noticieros y detectar una infinidad de cosas como: deficiencias técnicas en los medios locales, intromisiones de un locutor para “comentar” los hechos noticiosos, dicho sea de paso con cargas sexistas, falta de claridad en la construcción de las notas. Observamos que las fuentes informativas siguen siendo las oficiales y los espacios de poder, como la sede de oficinas públicas, son casi en exclusiva los puntos de recolección de información. Sin embargo, se notó un protagonismo importante de las mujeres y la juventud en el campo de la presentación y producción informativa.



También se pudo descubrir que están emergiendo nuevos proyectos informativos que están conectando a la población capitalina a las realidades del interior del país y a la sonoridad diversa de los idiomas mayas dando la palabra en un noticiero a sectores silenciados.



Levantó mucho el ánimo los correos enviados desde WACC-Londres compartiendo las novedades del día. Fue como sentir que “no estábamos bregando solas” según las palabras de Betty Carrera de Cedepca, cuya oficina se convirtió en el centro de apoyo y encuentro.



El monitoreo resultó ser una práctica incluyente de la diversidad de experiencias, saberes e intereses en cuanto al trabajo a favor de las luchas de las mujeres y la búsqueda de alternativas de comunicación. Sobre todo sirvió para demostrar que es posible articular a las bases con el conocimiento científico para “leer entre líneas” dónde, cómo, por qué y para qué están las mujeres en los medios.



Como dicen que para luego es tarde, en la reunión de evaluación del GMMP, el equipo ya acordó un segundo encuentro –largo y tendido- para entrar en el análisis cualitativo, descubriendo algunas tendencias en el tratamiento de la imagen de la mujer en las notas de mayor impacto y a partir de ahí elaborar algunas claves para la incidencia colectiva y particular a mediano plazo. Surgen propuestas como socializar los resultados con equipos multisectoriales y multidisciplinarios, impulsar monitoreos acordes a necesidades puntuales, acercamientos con facultades de comunicación y la Secretaría Presidencial de la Mujer, sustentar denuncias; en fin, las posibilidades son muchas.



En tanto llega el momento del seguimiento, van algunas sugerencias como agilizar el instructivo: diagramando los códigos de un mismo campo de análisis en cuadros que ocupen una misma página; hacer ejercicios colectivos con ejemplos grabados (y no solamente los buenos ejemplos que aparecen en el material) previos al día del monitoreo; contar con más información sobre el impacto generado en el pasado con los resultados del monitoreo. También observamos que a nosotras nos hubiera resultado más fácil nombrar una coordinadora por cada medio y no solamente una coordinadora nacional.



Para seguir provocando comunicación con un objetivo común............... ¡seguimos en sintonía!


Patricia Galicia

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