Como sabemos, las organizaciones de mujeres dependen para su subsistencia no sólo de las fuertes convicciones que guían sus acciones, sus metas y sus logros, sino además de los financiamientos que sus proyectos puedan obtener. En estos días no basta con soñar en un mundo distinto sino que hay que saber comunicarlo a quienes puedan dar un apoyo importante a estas ideas de cambio: las agencias financiadoras, las fundaciones (corporativas, familiares, privadas), los fondos de ayuda para mujeres, donantes individuales, las organizaciones gubernamentales que dediquen una parte de sus presupuestos a la ayuda a organizaciones sociales, entre otros organismos.


En este artículo se hará referencia en particular a lo que tiene que ver con financiamiento de proyectos TIC de y para mujeres. Pero en primer lugar no debemos olvidar que este campo integra la situación más general que viven quienes impulsan iniciativas de defensa de los derechos de las mujeres a la hora de conseguir recursos económicos para sostener sus proyectos de cambio.


Durante la 52ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de Naciones Unidas que se llevó a cabo en Nueva York entre el 25 de febrero y el 7 de marzo, el financiamiento para la equidad de género fue uno de los temas prioritarios. Un importante punto de partida para las discusiones fueron las conclusiones obtenidas en la discusión online “Financiación para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres” que tuvo lugar durante los meses de junio y julio de 2007, en el que se analizaron tres niveles: las finanzas públicas o la utilización de presupuestos para promover la equidad de género; la ayuda bilateral y multilateral, un paso más en la promoción de la equidad de género; y fondos y fundaciones, o sea, la puesta en movimiento de recursos privados y públicos para la equidad de género.


De la discusión organizada por la División para el Avance de la Mujer (DAW, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, participaron más de 1300 personas de 145 países. La mayoría de las personas participantes provenía del tercer sector y casi en igual cantidad de gobiernos así como de la entidad organizadora y, por último, del sector privado. África aportó una gran cantidad de representantes de la región, seguida por asia-pacífico, norteamérica y europa.


En el informe de esta discusión online [1] es posible leer que los presupuestos sensibles al género son una herramienta importante para que los gobiernos puedan realizar ajustes en sus políticas y poner a disposición los recursos necesarios para lograr avances hacia la equidad de género. Pero a pesar de que esta iniciativa se aplica en 70 países - desde que comenzara a implementarse en Australia en 1983 - sigue siendo insuficiente para apoyar políticas que ayuden a promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres.


En lo que se refiere específicamente a la promoción del desarrollo y, por ende, al empoderamiento de las mujeres en la sociedad de la información, los gobiernos siguen estando rezagados en la implementación de presupuestos que contemplen la equidad de género en sus políticas de desarrollo tecnológico.


El informe “Fináncialas 2006” [2] de la iniciativa “¿Dónde está el dinero para los derechos de las mujeres?” producido por la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, por sus siglas en inglés) destaca que si bien la sensación de muchas activistas es la de “sobreviviencia y resistencia”, esto se confronta con los proyectos de TIC y mujeres, los cuales traerían una gran fuente de innovación al movimiento.


Al respecto Daniela García [3], integrante de la Red Nosotras en el mundo de Argentina - una iniciativa que está acercando la radio digital en internet tanto a las mujeres activistas como a comunicadoras de diferentes ámbitos en un proyecto de comunicación alternativo - destacó con preocupación que “es muy común que los fondos que existen en las financiadoras, casi siempre relativamente escasos para financiar este tipo de iniciativas, no siempre están orientados a responder a las necesidades, demandas, intereses y prioridades específicas que tenemos las mujeres (incluso dependiendo de la región en la que estemos) para empoderarnos de las TIC y reducir la brecha digital, con lo cuál en lugar de apostar por el proyecto que creés, tenés que apostar por el que impone la financiadora”.


Concretar el apoyo de un proyecto específico para un grupo de mujeres, en este caso en un país del sur de América Latina, significa sortear varias dificultades burocráticas. Una vez que se identifica el fondo que podrá dar la ayuda requerida, se deben cumplir una serie de requisitos para obtener los fondos. Entre otros, es posible mencionar: si el grupo no tiene una entidad jurídica, debe recurrir a una organización amiga o afín que cumpla la función de aval legal para recibir los fondos. En ese caso, la organización que solicita la ayuda económica debe dejar bien en claro cuáles son los acuerdos previos, para que la organización que cuenta con la entidad jurídica no absorba para sí el trabajo de la organización pequeña. Una vez cumplido este paso, se deben completar los formularios que la financiadora solicita para poder evaluar la solicitud de fondos. En este sentido, Daniela remarcó: “para empezar, las mujeres no estamos empoderadas para completar estos formularios eternos, complicadísimos, con un lenguaje técnico que desconocemos casi absolutamente… porque una buena idea puede morir en el intento por el sólo hecho de que una no sepa cómo concretarla bajo los criterios del Enfoque del Marco Lógico (que es el que generalmente piden las financiadoras). Creemos que lo de la capacitación para búsqueda de financiamiento, elaborar proyectos, así como para su seguimiento y evaluación sería muy importante, porque es una gran dificultad con la que nos encontramos permanentemente, para saber desde a qué agencias solicitar la financiación, qué convocatorias están activas, cómo proyecto mi proyecto, cómo voy poniéndolo en marcha, qué posibilidades de continuidad tiene, si ha o no cumplido los objetivos propuestos”.


La iniciativa de AWID “¿Dónde está el dinero para los derechos de las mujeres?” [4] compila información de una gran cantidad de grupos en distintos países y con distintos enfoques y metas. También brinda la posibilidad de promover encuentros entre los grupos y organizaciones de mujeres para intercambiar experiencias y pensar en estrategias comunes, donde se puedan compartir los recursos y conocer nuevos fondos interesados en apoyar iniciativas de empoderamiento de las mujeres en el campo de las TIC.


En este sentido, la capacitación juega un importante papel y no sólo es necesaria a la hora de solicitar una ayuda financiera para un proyecto específico impulsado por una pequeña organización comunitaria. Cuando se quiere utilizar la experiencia adquirida - y muchas veces sufrida - durante estos últimos años y comenzar a pensar en cambios a nivel nacional o regional, la capacitación resulta fundamental para poder influir en los procesos de elaboración de presupuestos sensibles al género.


La II Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información que se realizó a comienzos de febrero en El Salvador en el marco del proceso regional eLAC de elaboración de un plan de acción y compromiso político con metas a ser cumplidas para el año 2010 en materia de tecnologías de información y comunicación, dejó algunas propuestas positivas y otras tantas dudas.


Para Magali Pineda, directora ejecutiva del Centro de Investigación para la Acción Femenina con sede en República Dominicana, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) - convocante del proceso eLAC – tiene un trabajo muy importante en lo concerniente al aporte de datos a través de investigaciones y publicaciones sobre género. Pero esto, según Pineda, aún no se ha visto reflejado en el asesoramiento técnico del proceso regional. Si bien la delegación argentina hizo propuestas que lograron la inclusión de una meta referida al género en el borrador del documento, para Pineda este no es todavía un tema transversal [5].


La tensión en el campo del financiamiento de iniciativas relativas a tecnologías de información y género se manifiesta como una puja entre intentar sobrevivir y dar cabida, cuando es el caso, a nuevas propuestas para que los proyectos se renueven como la vida misma. Los grupos de mujeres que vienen abriendo caminos para reducir la brecha digital en la región latinoamericana y caribeña siguen pidiendo un apoyo más concreto que el que han obteniendo hasta ahora. La tarea requiere desde la sensibilidad hasta el apoyo político y económico concreto en miras a que la perspectiva de género produzca efectivamente una reducción de la brecha digital, sepa aprovechar los importantes niveles de acceso que las mujeres están obteniendo en los últimos tiempos en la región y brinden otro aire más de esperanza de cambio.


Referencias y recursos


[1] http://www.un.org/womenwatch/daw/egm/financing_gender_equality/Online%20...)


[2] http://www.awid.org/publications/where_is_money/es/esp-webook.pdf


[3] Daniela García es integrante de la Red Nosotras en el mundo y vive en la ciudad de Córdoba, Argentina.


[4] http://www.awid.org/go.php?pg=where_is_money


[5] http://blog.apc.org/es/index.shtml?x=5485052

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