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¿Cuál es el valor de internet en el ejercicio de los derechos? La pregunta casi no necesita respuesta en estos días, cuando cada vez más gente en todo el mundo recurre a la red de redes para organizar protestas, reunir información, participar en debates abiertos y mucho más. Sin embargo, hay un área de internet que no recibe tanto reconocimiento, a pesar de ser una parte central de nuestra vida cotidiana. Esto es, cómo internet nos ayuda a ejercer nuestros derechos como ciudadanos/as sexuales.


La ciudadanía sexual significa simplemente hasta qué punto podemos participar en la vida pública, política, cultural, económica y social en función del género o identidad sexual que habitamos. Por ejemplo, en muchas partes del mundo las mujeres no tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo cuando se trata del problema del aborto, o incluso el tipo de ropa que se considera adecuado para no tener que enfrentar el alto costo de la estigmatización sexual o la violencia.


Millones de personas transexuales enfrentan dificultades increíbles para realizar actividades básicas como ir a un baño público, ir al médico, conseguir un trabajo o simplemente rellenar un formulario, porque la mayoría del mundo sólo reconoce dos géneros: masculino y femenino. El derecho a la seguridad, la privacidad, la familia e incluso en algunos casos, el derecho a la vida son arrebatados de mujeres y hombres simplemente porque se identifican o son identificados como lesbianas o gays.


Y en su inmensa mayoría, se presume que niñas, niños y jóvenes son incapaces de opinar o de tomar decisiones informadas sobre todo lo relacionado con la sexualidad, ya sea en términos de salud o educación, a pesar de que la sexualidad es una parte fundamental del desarrollo humano.


“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.”

Artículo 1, Declaración Universal de los Derechos Humanos.


La realidad es que todavía hay una lucha constante para reconocer y afirmar la universalidad, interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos. Existe una jerarquía de relaciones de género y normas sexuales que dan lugar a desigualdad, discriminación y discrepancia en el acceso a todo tipo de espacios y recursos para reclamar el cumplimiento de los derechos humanos básicos.


En vista de esto, internet se convierte en un espacio clave que permite conversaciones, interacciones y representaciones de la sexualidad que están prohibidas o limitadas por la ley, la cultura o los mercados en otras esferas públicas. Es posible encontrar en línea una gran variedad de discursos, comunidades y muy diversas personas que ejercen su derecho a la expresión, información y participación pública. Desde internet, las personas pueden empujar los límites de lo “normal” y “aceptable”, buscar información que no está disponible de otro modo, conocer y apoyar a gente que comparte las mismas preocupaciones, protestar contra normas, leyes y prácticas discriminatorias y participar en la creación de un mundo que incluya la diversidad y afirme la igualdad.


Sin embargo, es precisamente esta relativa “libertad” que se está convirtiendo en una preocupación debido a los potenciales “peligros” de internet. Hay una creciente movilización del miedo que justifica la regulación de internet por distintos actores. En muchos países y sin demasiada consulta, se están aprobando rápidamente leyes que regulan el contenido de internet y permiten la vigilancia. Uno de los argumentos principales que se presentan es la protección de la niñez contra los contenidos y los depredadores sexuales.


El sector privado se convierte en guardián involuntario de lo que se dice o se hace en los sitios y servicios que patrocina o provee. Al mismo tiempo, los principios del mercado exacerban la despreocupación por el derecho de los/las usuarios/as a la privacidad mediante la recolección, agrupación y retención de datos con el fin de crear perfiles de consumidores/as y producir publicidad dirigida. Asimismo, el discurso de la protección y el miedo influye en las estrategias de marketing para la venta de filtros y otras soluciones. Incluso los padres, hermanos y parejas practican la cultura de la vigilancia al hacer un seguimiento de las comunicaciones en línea de las personas que consideran a su cargo, preocupados por los ignotos y ubicuos peligros que al parecer posee internet.


Algunos de los peligros son reales. El hostigamiento en línea, la manipulación sexualizada de imágenes, el ciberacoso, el seguimiento de los movimientos de una persona y otras actividades realizadas por medio de herramientas tecnológicas son peligros que cada vez más enfrentan de manera desproporcionada mujeres y niñas. Y en ese clima de temor abrumador puede resultar muy difícil separar los mitos de los hechos.


Por ejemplo, muchos años de incidencia sobre el abuso sexual infantil demuestran que la mayoría de los agresores son personas cercanas al niño o niña, tales como miembros de la familia o maestros, lejos de ser un fantasma desconocido. Sin embargo, este problema fundamental se aborda pocas veces en las demandas por una de mayor regulación de internet. El tema de la sexualidad es también complejo y restringido culturalmente en los diálogos francos y abiertos, especialmente cuando se trata de la gente joven. Además, la tendencia predominante hacia la penalización dentro de un marco proteccionista niega potencialmente el derecho de todo ser humano a la libre determinación, independientemente de sus diferencias de edad, género, sexualidad y capacidad física, entre otras.


Teniendo en cuenta las desigualdades antes mencionadas, ¿cómo podemos trabajar para encontrar soluciones que estén basadas en realidades y necesidades diversas, sin sustraer los derechos y libertades fundamentales necesarios para crear un mundo más justo?


Esta edición especial de GenderIT.org que consta de dos partes, aborda el desafiante terreno de la sexualidad e internet y tiene como objetivo presentar la investigación basada en evidencias y análisis para guiar el pensamiento y la toma de decisiones en torno a la regulación de contenidos en internet. Presenta la investigación completa del novedoso proyecto de investigación exploratoria sobre sexualidad e internet (EROTICS), que se desarrolló durante tres años en Brasil, India, Líbano, Sudáfrica y Estados Unidos.


La primera parte de la edición destaca el sumario ejecutivo de los informes completos (en inglés) que otorga a los/as lectores/as una mirada crítica sobre los hallazgos clave y las áreas de interrogación de cada uno de los países. También presenta las entrevistas con los/las autores/as de EROTICS, activistas y académicas feministas que comparten sus opiniones y recomendaciones sobre las maneras de promover el debate, basándose en los resultados de la investigación.


La segunda parte de esta edición publicará los informes completos que ahondan en las complejidades de las tendencias políticas y legislativas de las medidas de regulación de los contenidos de internet, los principales actores e influencias que contribuyen al proceso (incluyendo el estado, el sector privado y las fuerzas conservadoras) y de qué forma se presenta la sexualidad como uno de los temas centrales del debate.


Una diversidad de usuarios/as, incluyendo mujeres de diferentes edades y prioridades (India), bibliotecarios/as (Estados Unidos), hombres y mujeres transexuales (Sudáfrica), activistas de internet (Líbano, Estados Unidos y Brasil), activistas lesbianas y gay (Brasil y Líbano), activistas por los derechos de las mujeres (India), usuarios/as de redes sociales (India y Brasil) y hombres que abogan por las relaciones inter-etáreas (Brasil), participan y se involucran de muchas formas distintas para comprender, documentar y hacer visible el valor de internet para el ejercicio de los derechos sexuales y la promoción de la ciudadanía sexual. Los informes también muestran los riesgos y peligros reales que enfrentan y las estrategias que han empleado tanto personas individuales como comunidades de usuarios/as para responder a ellos.


Cada informe presenta una investigación rica y crítica sobre el panorama actual de la regulación de contenidos en internet y de lo que está en juego cuando el marco de derechos se ve eclipsado por la propagación de la ansiedad.


Esperamos que esta doble edición especial sea un recurso valioso para ayudar a catalizar y promover debates en internet – ya sea en cuanto a su importancia o a sus posibilidades o riesgos – a fin de avanzar firmemente hacia el reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas, independientemente de nuestras diferencias.


Imagen: Algunos derechos reservados por Movilh Chile //www.movilh.cl

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