A 20 años de la Plataforma de Acción de Beijing, especialistas nacionales y extranjeros revisaron los avances de la implementación de la Sección J de dicha plataforma en el “Foro internacional género, medios, TICs y periodismo” organizado por ONU Mujeres, UNESCO, GAMAG, IAMCR, CIMAC y la Red Nacional de Periodistas en la ciudad de México. Dafne Sabanes Plou, coordinadora del Programa de mujeres de APC en América Latina, participó en varios paneles. A continuación se encuentra la disertación ofrecida por la representante de APC en el panel “Acceso y participación de las mujeres en las industrias de comunicación”.



Igualdad de género en la sociedad de la información



¿Podemos hablar de igualdad de género en la sociedad de la información cuando las estadísticas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) nos dicen que la diferencia entre mujeres y hombres que se conectan regularmente con algún dispositivo a internet es de 200 millones? O sea, en el mundo hay 200 millones menos de mujeres que hombres conversando, accediendo a información, creando contenidos, entreteniéndose, aprendiendo nuevos conocimientos y disfrutando de los beneficios de un nuevo ámbito de participación ciudadana, de creación de empleo y riquezas y de acceso a nuevos bienes, tangibles e intangibles.



La sociedad de la información, que crece a pasos agigantados y pareciera no concebir habitantes sin conectividad ni sin aparatos adecuados para participar activamente en las redes sociales e internet, ha prestado poca atención a las brechas digitales que todavía existen en distintos ámbitos, en particular la brechas digitales de género.



Los acuerdos plasmados en la Sección J de la Plataforma de Acción de Beijing (1995) y en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (2005), que marcan la necesidad de una inclusión equitativa de las mujeres en todas las esferas del desarrollo y de las decisiones en materia de políticas de tecnologías de información y comunicación, no han sido tomados seriamente por los Estados. Son primordialmente las mujeres, que impulsadas por sus redes, luchas e iniciativas, plantean la urgencia de tomar medidas para cerrar esta brecha y plasmar decisiones que concreten la igualdad también en la sociedad de la información.



En los estudios realizados por organizaciones de mujeres e institutos de investigación sobre el cumplimiento de la Sección J de los acuerdos de Beijing en América Latina y el Caribe, las conclusiones son claras: se trata de la sección de la Plataforma de Acción de Beijing en la cual menos avances se han logrado.



Los planes de sociedad de la información y las agendas digitales vigentes en la región, en general, no incluyen la perspectiva de género ni prestan atención específica a la inclusión de las mujeres en estos desarrollos. Daría la impresión de que los estados esperan que todo se igualará por decantación natural, como si no existieran condicionamientos ni barreras de género que son necesarios desafiar, cuestionar y derribar para lograr una inserción plena de las mujeres en la sociedad de la información.



¿Cuánto habrá que seguir esperando para que se concreten estas políticas de igualdad? En un informe reciente realizado por la empresa Nickelodeon en nuestra región entre los denominados “tweens”, niños/as y pre-adolescentes de entre 9 y 13 años, se reconoce claramente que a esa temprana edad los juguetes tradicionales son reemplazados por los electrónicos, la participación en internet reemplaza a la televisión, el teléfono celular es el objeto aspiracional y el chat se ha convertido en el principal canal de expresión y de relación personal y grupal.



En este estudio también se señala que si bien pareciera que los géneros se equiparan en su interés por la tecnología, cuando se trata de intereses específicos, según el informe, ellas eligen la moda y ellos el deporte y más tecnología. Entonces, es crucial que se elaboren políticas necesarias para que las niñas “tweens” también se inclinen por más tecnología. Estas políticas deben implementarse ya. No hay nada que esperar. Y al mismo tiempo hay que trabajar en planes de más alcance para acortar las brechas en las generaciones de mujeres donde el acceso y el uso con sentido de las TIC es fundamental para desarrollarse como ciudadanas plenas en un mundo que exige información, conocimientos y manejo de tecnología.



¿Por qué es importante que las mujeres y las niñas accedan a las tecnologías de información y comunicación y realicen un uso con sentido de estas tecnologías? Porque en internet y en las redes sociales las mujeres han encontrado canales fundamentales para desarrollar sus aptitudes, trabajar, expresarse y exigir el respeto por sus derechos y hacer públicas vivencias y preocupaciones que la sociedad patriarcal pretendió durante siglos mantener en el silencio del dominio privado.



El activismo de las mujeres en el ciberespacio ha permitido salir al cruce del discurso predominante en los medios y en los sectores conservadores de la sociedad que pretende continuar enfatizando los roles tradicionales que se esperan de las mujeres. Las mujeres están usando los espacios visibles en blogs, sitios web, audios y videos, además de redes sociales y mensajes en teléfonos móviles, para dejar al descubierto estereotipos y prejuicios anclados en el tiempo y en tradiciones ya superadas por la práctica. Es hora de mostrar los logros alcanzados por las mujeres que han transformado su visión y su ejercicio de la ciudadanía también en internet.



¿Cuáles son las barreras y áreas críticas que no podemos ignorar cuando hablamos de la participación de las mujeres en la sociedad de la información?



a. El acceso a una conectividad de calidad como también al uso de las herramientas y aparatos tecnológicos necesarios para participar plenamente en la sociedad de la información



Todavía existen gobiernos que consideran que el uso de internet es sólo de interés para las empresas y agencias de gobierno, pero un lujo para el resto de la población y aplican impuestos elevados a las tarifas de conectividad y a todos los aparatos tecnológicos poniendo trabas al acceso de la mayoría de la población y afectando en especial a las mujeres cuyos ingresos suelen ser de entre un 30 y un 40% menos que los de los hombres.



Además, ¿en cuántas sociedades o grupos sociales todavía la tecnología es propiedad de los hombres de la familia y las mujeres apenas pueden tener acceso con permisos y controles especiales? ¿Cuántas mujeres se ven impedidas de hacer un uso significativo de la tecnología porque se considera que la computación e internet no son áreas de interés para ellas y debido a estos preconceptos ven cerradas las oportunidades para acceder a esos conocimientos?



Todo esto alimenta una brecha digital de género que crea una barrera importante al acceso a la economía basada en la tecnología. A no ser que las mujeres tengan un acceso equitativo a internet, perderán oportunidades de trabajo y de obtener mayores ingresos, de producir y vender en los nuevos mercados que surgen en línea, de acceder a información, lograr nuevos contactos, mejorar su nivel educativo y participar en los procesos de toma de decisiones que hacen a su futuro. Las mujeres necesitan que se tomen en cuenta las barreras que se crean debido al costo de las comunicaciones en internet, la falta de infraestructura que brinde conectividad de calidad y las pocas oportunidades para capacitarse, entre otras.



b. La posibilidad de ejercer la libertad de expresión y de asociación en internet



Internet se ha convertido en un importante espacio para la discusión y la participación política, donde la conexión entre diferentes actores y actoras, movimientos y organizaciones, ha permitido una significativa articulación de la sociedad civil y la construcción de opinión pública con posibilidades de influir en las decisiones políticas, los hechos culturales y en la marcha de la economía. Los gobiernos y las empresas no pueden ya soslayar estos factores y toman decisiones y cambian sus políticas basadas muchas veces en la reacción del público en las redes sociales. Es imprescindible que las mujeres puedan participar de estas discusiones públicas y puedan asociarse y organizarse para trabajar por sus derechos, ejercer su libertad de expresión y rechazar toda discriminación y exclusión.



Los derechos a la comunicación y, en especial, a la libertad de expresión y de información de las mujeres se han constituído en aspectos claves para el logro de su autonomía, tanto personal, como económica, y para la participación en las decisiones. En internet las mujeres encuentran espacios para dar a conocer sus prioridades, discutir posicionamientos y articular su propio discurso, lejos de la perspectiva de los medios que continúan muchas veces tratándolas como objetos, víctimas o como sólo capaces de desempeñar roles secundarios en el mundo del trabajo y la economía. En muchos temas, las mujeres ya han construído voz autorizada y sus aportes al debate público han ayudado a la comprensión de que se puede convivir en una sociedad que respete la diversidad y apunte a democratizar las relaciones cotidianas y sociales en todos los ámbitos.



c. Violencia contra las mujeres en los espacios digitales



La violencia en línea contra las mujeres y las niñas – como el seguimiento, el hostigamiento, el acoso y el lenguaje misógino – limita su capacidad de sacar ventaja de las oportunidades que ofrece el uso de tecnologías de la información y comunicación para alcanzar sus derechos. Así como la violencia es usada para silenciar, controlar y mantener a las mujeres fuera del espacio público en el mundo no conectado, las experiencias que enfrentan muchas mujeres y niñas en línea siguen el mismo modelo. Aumentan las denuncias de acoso, intimidación e invasión de la privacidad en los espacios digitales de mujeres defensoras de derechos, de mujeres políticas y de mujeres en cargos públicos. Lo mismo ocurre con lideresas locales que usan internet para crear comunidades, acceder y socializar información. Sus interacciones en línea son acechadas por la violencia de género.



Las tácticas que se utilizan para silenciar a las mujeres y mantenerlas fuera del espacio público nos son familares. Incluyen ataques a su sexualidad, exposición de información personal, y , en la era digital, la manipulación de imágenes para chantajear y destruir su credibilidad. Las consecuencias son la autocensura, una reducción de la participación en línea o el cierre de cuentas en las redes sociales, de casillas de correo electrónico o de sitios de opinión. A esto se agrega que la normalización de la conducta violenta y de la cultura que tolera la violencia contra las mujeres se esparce a gran velocidad por los foros, chats y redes sociales, sin que estos intermediarios tomen medidas a tiempo, lo que refuerza el sexismo y la hostilidad contra las mujeres en estos espacios públicos en línea.



d. La censura en línea de temas fundamentales, como los derechos sexuales y reproductivos



Las preocupaciones sobre género y sexualidad están muchas veces en el centro del debate público y rozan los derechos a la libertad de expresión, de acceso a la información y de privacidad en internet. En muchos contextos diferentes, la preservación de las normativas de género son utilizadas como pretexto para que el estado y otros actores en la sociedad pretendan restringir el acceso a internet, controlar y eliminar contenidos específicos que se consideran contrarios a los “valores tradicionales”, en especial los relacionados con la familia y el rol de las mujeres.



Mientras internet se ha convertido en un sitio para consultas sobre educación sexual donde se provee información relevante sobre temas como VIH/SIDA, anticoncepción, sexualidad y aborto, existe una tendencia a la censura de estos temas en internet por parte de los estados. La censura de estos contenidos limita significativamente los derechos de las mujeres y las niñas y su capacidad de ejercer su agencia y autonomía en las decisiones. En particular para los grupos vulnerables, que no tienen otros medios para obtener información, esta censura les impide ejercer otros derechos habilitados por el acceso a internet. Las decisiones en torno a la censura de contenidos tienen por lo general un sesgo proteccionista que no reconocen la agencia de las mujeres ni el rol crucial que desempeña internet en la habilitación de derechos.



El acceso y el uso con sentido de las tecnologías de la información y comunicación, incluyendo los conocimientos para hacer de las mismas un recurso clave y productivo, desempeñan un rol relevante para catalizar cambios sustantivos en la condición política y social de las mujeres y niñas. Es fundamental terminar con las brechas de género en el mundo digital, teniendo en cuenta los factores educativos, de ingresos y movilidad, y erradicar la discriminación que impacta negativamente en la vida de toda la sociedad, sin distinción de géneros.

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