Ser mujer en México es peligroso. Me lo recuerdan todos los días los medios, la policía, Facebook, y las autoridades…

En México, mayo es el mes de la mujer. Lo es porque festejamos a las mamás (10 de mayo) y a las maestras (15 de mayo), dos figuras fundamentales y respetadas en la sociedad mexicana. Este mes nos recuerda que la imagen y la figura de la mujer mexicana debe dedicarse a los cuidados y a la formación de los hijos, es decir al espacio privado.

Pero, ¿qué pasa cuando salimos del discurso? Nos dicen que es nuestra culpa porque los espacios públicos no están hechos ni pensados para nosotras, pero tampoco los espacios digitales ni los medios. Las noticias, los encabezados de la prensa amarillista, las redes sociales se llenan de notas donde la víctima es la culpable: por salir, por vestir, por andar, por lo que sea. El problema es que las campañas de prevención que se crean terminan logrando lo mismo, culparnos. Y mayo está lleno de estos ejemplos. Paso a comentar algunos episodios.

El sentido de las marchas

El 24 de abril salimos a las calles por segundo año para sumarnos a la marcha contra las violencias machistas. Días antes había aparecido asesinada Aurora, desaparecida hacía varios meses y de quien decían “anda con el novio”. Una a una las mujeres se fueron sumando al contingente, no llegamos a ser más de 50. Repartimos los carteles y aún con el calor que nos invadía, vestimos de negro en memoria de las mujeres asesinadas en Aguascalientes y en México.

“Vivas se las llevaron, vivas las queremos”

Decidimos marchar cruzando la Feria Nacional de San Marcos, - una Feria con 189 años de tradición- por ser un espacio donde se viven muchas violencias que han sido normalizadas: acoso, hostigamiento, violencia sexual, física. Atravesamos este espacio de fiesta vestidas de negro gritando a una voz “No es piropo, se llama acoso”.

Algunos nos miraron con indiferencia, otras aplaudían como muestra de apoyo al pasar, pero muchos nos mandaron a nuestra casa, “pónganse a trapear”. Para nosotras tomar los espacios públicos es peligroso.

Nos dicen que las marchas ya están desgastadas, que salir y ocupar espacios públicos con carteles es una vieja práctica que no sirve de nada y que deberíamos concentrarnos en el activismo digital que es por “dónde se llega a más gente”. No lo creo.

Tomar las calles es un derecho y como mujeres salimos a tomar los espacios públicos para exigir que cada uno de los actores, instituciones, organismos, medios de comunicación y sociedad en general hagan lo que deben de hacer para garantizar nuestra seguridad y una vida libre de violencia. Los espacios digitales sirven para convocar, para unir las fuerzas y ser una voz que haga eco de las causas, que “viralice” una problemática, pero se requiere del brazo del activismo en la calle para dar nombre a las víctimas y a las que estamos hartas.

Mi culpa, mi gran culpa

Imaginemos la siguiente escena: una chica y un chico se conocen en una fiesta, se gustan, intercambian números de teléfono y como transcurren los días inicia un romance de whatsapp. Todo inicia con fotos de lo que hacían en su día a día, pero las pláticas van subiendo de tono, ella decide enviarle una sexy foto a él, y él la comparte a su vez a un grupo de whatsapp donde se supone están todos los chicos de la escuela. Todos la ven a ella desnuda, la foto se comparte y se vuelve viral, pero la campaña de Televisa dice: “Respétate, cuidado con lo que compartes”

Aunque ustedes no lo crean, Fundación Televisa preocupada por el bullying cada día más presente en las escuelas mexicanas, decidió sacar una campaña para “concientizar” sobre el sexting señalando que es malo. ¿Malo?, malo que ejerza mis derechos sexuales, malo que exprese libremente mi sexualidad ¿malo?

Lo que la Fundación hizo y nos está diciendo es que es nuestra culpa que esa foto sea compartida con todos, porque las niñas decentes –solo les faltó decir eso- no envían fotos por whatsapp y mucho menos desnudas. No, eso nos hace putas, y sí esa foto es enviada es nuestra culpa.

¿Por qué no decimos a los varones que no compartan las fotos?, ¿por qué no enseñar a los varones a respetar? ¿No sería más fácil educar a los usuarios a promover el respeto, la privacidad y la confianza cuando se envían contenidos privados?

#SiMeMatan

La mañana del 4 de mayo la radio decía que un cuerpo de mujer había aparecido con signos de violencia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Lesby era su nombre. Su asesinato en la máxima casa de estudios de México despertó indignación, pero el hashtag #SiMeMatan, surgió después de que la Procuraduría de la Ciudad de México informara vía Twitter avances de la investigación diciendo: “el día de los hechos, la pareja se reunió con varios amigos en CU, donde estuvieron alcoholizándose y drogándose” y nos explicaron que Lesby vivía con su novio, que ya no estudiaba y debía materias.

Indignación, claro, ¿qué tiene que ver con su asesinato si la joven debía materias en la escuela? El hashtag #SiMeMatan surgió para visibilizar lo irónicos e inverosímiles que son los pretextos que se dan cuando una mujer aparece asesinada. Antes de investigar el hecho, las autoridades especulan sobre lo que hacíamos o dejábamos de hacer.

Si me matan dirán: “mujer aparece muerta” y dirán que me mataron por andar sola en la calle, “para que anda a altas horas de la noche si ya sabe que la calle es peligrosa”. Dejarán que la prensa me fotografié antes de que lleguen los peritos y cubran mi cuerpo. Si me matan esperaran a que reconozcan mi cuerpo para buscar en redes sociales y conocer todo sobre mi, qué hacía, mi última publicación, ¿estudiaba?, ¿tenía novio? Sin autorización de mi familia publicarán las fotos en las que salgo en traje de baño o con algún vestido entallado, obvio ¡para que uso esa ropa! Dirán que por andar en el arguende, feminista, revoltosa, dirán que por provocar y ser subversiva, por no obedecer. Dirán que estaba soltera y usaba el cabello corto, que viajaba mucho sola y que ya me habían amenazado antes en redes sociales pero eso “era un juego”. Dirán muchas cosas, pero jamás dirán que me asesinaron por ser mujer.

Finalmente nos vuelven víctimas de nuestros propios actos, ¿saben qué es lo peor? Detrás de cada tuit que se escribieron las siguientes 24 horas había una mujer enojada, pero también con la seguridad de que cualquiera podía pasar por lo mismo. Los tuits fueron dolorosos, pero es un ejemplo de lo inverosímil que es la justicia para nosotras.

Macho machitroll

Todos los ejemplos que este mes nos han dejado la intolerancia, la violencia y los feminicidios fueron criticados por los hombres, diciendo que el hashtag de #SiMeMatan era ridículo, que no servía, que a ver cuando hacían el mapa de hombres asesinados en México.
Salieron los hombres a decirnos una vez más que nuestro movimiento está sobrevalorado y que una vez más ellos tienen la razón porque lo que nosotras debemos hacer es practicar y ejecutar un feminismo que no atente contra nada ni nadie. ¿Y qué hay de las prácticas machistas? ¿O es que también tenemos que hacer un feminismo que les convenga?, ¿Desde cuándo los movimientos sociales buscan “quedar bien” con los opresores?

La respuesta es sencilla, el feminismo siempre ha sido un movimiento incómodo, porque nosotras estamos haciendo algo que todo ser humano debería hacer: luchar por la igualdad, la dignidad y una vida sin violencias.

En México, 7 mujeres son asesinadas por día. En 2016 se reportaron 1985 casos de feminicidios y en lo que va de 2017, ya se han denunciado 365.

No concibo el feminismo sin protestas, sin batucadas, con el morado y negro en la ropa y el puño al aire. No, no imagino un feminismo que no se manifieste ni perturbe lo “tradicional” ni lo “socialmente correcto”. Y no creo en calmarnos porque que el feminismo es un hacking (físico y digital) que debe estar presente para lograr el empoderamiento, la igualdad, y sobre todo una vida libre de cualquier tipo de violencia.

Si ser feminista es ser incómoda, yo soy feminista. Al finalizar este mes fatal. Les recuerdo que unidas somos más fuertes y la sororidad es fundamental. También que no debemos tener miedo. Son muchas las personas y organizaciones que nos apoyamos mutuamente. No estamos solas

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